martes, 14 de mayo de 2013

Cuéntame un cuento y verás que contento


He de confesar que la estrategia que más me gustaba era la de cuenta cuentos, pero pensé que con la vergüenza que pasó hablando en público iba a resultarme muy complicado, por lo que me decidí por la de narración con el apoyo visual del libro. Esta estrategia consiste en contar una historia basándose en las ilustraciones que se enseñan al público.

Uno de los motivos por los que escogí esta estrategia ya lo he dicho anteriormente, la vergüenza, por lo que pensé que con el apoyo del libro me iba a resultar más sencillo (y así fue). Otro de los motivos, fue que me resultaba divertido contar una historia ya escrita con otras palabras, con las mías propias, siempre que se adecuasen con las imágenes del libro.
El libro escogido fue “Muy chiquitín”, un libro ideal para narrar apoyándose en las imágenes ya que en ellas aparece plasmada la historia y además ayuda a improvisar.

A la hora de prepararme la narración, lo primero que hice fue leerlo en voz baja y después en voz alta, la segunda vez que lo leí en voz alta se lo conté a mi chico por teléfono y aproveché para ir improvisando en algunos aspectos, me quede sorprendida porque a pesar de que simplemente me oía ya me daba un poco de vergüenza, pero me gustó la experiencia. Después de leérmelo unas cuantas veces e ir improvisando cada vez más porque ya me lo iba sabiendo, empezó a contarlo en el espejo, sinceramente me veía ridícula y no paraba de reírme asique decidí pasar del espejo. Un par de veces más y ya lo tenía preparado.

Llegó el momento de contarlo y en clase y, a pesar de que tuve suerte de que mis primeras espectadoras fueran grandes amigas, la vergüenza (una vez más) me pudo y me trabe en varias ocasiones. Por suerte, a medida que iba escuchando a las demás y lo iba contando, esa timidez se iba pasando. Autoevaluándome, debo decir que a medida que lo contaba iba mejorando, me iba soltando más y me sentía más cómoda.

Tuve la ocasión de contar el cuento cuatro veces, he aquí las evaluaciones de mis compañeras:

1ª VEZ:
- Abrir más el libro para que lo viesen mejor los espectadores.
- Si me equivoco, seguir con la historia.
- Olvidarme de la vergüenza.
- Hablar un poco más lento.

Teniendo en cuenta las recomendaciones de mis compañeras, con conté una 2ª VEZ:

- Pensaban que debía exagerar más las voces, diferenciando al osito, a muy chiquitín y mamá y papá osos. (Esta idea no la tuve muy en cuento ya que Irune nos dijo que no hacía faltar “cambiar” las voces ya que los niños lo entendían perfectamente y era muy difícil tener una gran variedad de voces).
- Y que debía señalar los dibujos. (Quizás soy un poco desobediente, pero observe que algunas compañeras señalaban los dibujos y lo que hacían era tapar las imágenes, por lo que tampoco lo tuve en cuenta).
Esta vez me dio menos vergüenza y al no decirme nada ellas, supongo que se me notaba menos. Respecto a la apertura del libro me dijeron que estaba bien, que se veía desde todas las perspectivas en las que estaban ellas.

La 3ª VEZ:

- Debía hablar más alto.
- En una parte del libro el osito pequeño estornuda y en las imágenes está escrito  ACHIS, por lo que me recomendaron que lo dijese de una manera exagerada ya que les iba a hacer mucha gracia a los niños.

Y la 4ª VEZ, solo me dijeron que debía mirar más a los espectadores y no tanto al libro.

Según los comentarios de mis compañeras, puedo decir que desde la primera vez a la última he ido mejorando los aspectos que me iban diciendo. Uno de mis miedos era el volumen de la voz, ya que pensaba que hablaría bajito, pero según lo que ellas me iban comentando era adecuado (excepto una de las veces), casi todas me comentaban que la entonación era buena y que la historia que las conté tenía coherencia con las imágenes por lo que estaba muy bien.

A la hora de contárselo a los niños, es posible que llevase un pequeño muñeco y que les dijese que le iba a contar una cosa que le pasó un día cuando jugaba en el bosque. Y al terminar les preguntaría cosas como: Si ellos se han perdido alguna vez, que harían si se perdiesen. Además aprovecharía para recordarles que si alguna vez se pierden deberían ir a algún policía o seguridad que viesen por allí para que les ayudase a encontrar a sus papas. Además recomendaría que llevasen en una pulsera o cosido en alguna prenda la dirección o, al menos, un número de teléfono al que llamar en estos casos. Por supuesto los niños deben saber dónde lo tienen.

Respecto a mis compañeras, he de decir que el que más me gustó fue el cuento de Paula, “medio pollito”, era una historia muy original y además ella lo acompañaba muy bien con su caracterización y su desparpajo. Además eligió la estrategia más bonita, el cuentacuentos, y se ayudó con un pollito que recordaba al personaje de la cuento. La historia de María también me gustó mucho, pero en algunas ocasiones la vergüenza se apoderaba de ella y la impedía hacerlo todo lo bien de lo que ella es capaz. La capacidad de improvisación de Julia me deja alucinada, apenas se lo había leído una vez, ya que el que ella se había preparado no valía, y parecía que lo hubiese ensayado durante el fin de semana.  Por las demás, en general bien, había algunas historias que eran un poco aburridas y la narración no ayudaba mucho, pero bien.

He de decir que me lo pase muy bien, me reí mucho y disfrute con las historias que las compañeras me contaban.

Además gracias a esta actividad, podre contar y leer cuentos a mi prima de una manera en que las dos disfrutemos, y que yo no lo pase mal pensando que se está aburriendo. Y sobre todo dejar la vergüenza a un lado, es difícil, pero con ella no se llega a ningún lado.

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