Empezamos las clases describiendo las
siguientes palabras que resultaran imprescindibles para esta asignatura:
LIBRO: es el formato.
TEXTO: es lo que hay dentro del libro.
LITERATURA: generalización del texto y
del libro.
Apuesto a que no hay mucha gente que
sepa que la diferencia entre literatura de autor, paraliteratura y
subliteratura, o que la literatura infantil apenas tiene 30 años. Es lógico, yo
tampoco lo sabía después de años y años dando Literatura en el instituto hasta
que este año hemos empezado con esta asignatura, Literatura Infantil, donde
estamos cambiando muchas de las ideas que teníamos hechas de cursos anteriores.
Para que no os quedéis con la duda os lo explico:
Literatura de autor quiere decir que
son textos que tienen un autor que se conoce o no, pero que existe. Estos
textos están escritos o, por lo menos, creados, es decir, no es necesario que
estén plasmados en una hoja. Se opone a la literatura folclórica que veremos
más adelante.
Antes de seguir con la siguiente
definición, expongo las características que deben tener los textos para ser
considerados literatura:
1.
Deben
tener intencionalidad artística.
2.
Deben
pertenecer a un género literario:
a. Prosa – narrativa (cuento/novela)
b. Verso – poesía (narrativa/lírico)
c. Drama – teatro (texto
dramático/representación teatral)
3.
Deber
ser ficticios, es decir, no tienen que representar lo real tal cual ha
ocurrido. En este punto os preguntareis, ¿pero si hay historias basadas en
hechos reales?; cierto, pero como bien se dice en la pregunta, están basadas,
lo que no quiero decir que se represente tal cual ocurrió porque al cambiar
cualquier mínimo detalle ya no refleja la realidad.
4.
Debe
tener una función estética o poética, la cual se logra mediante las figuras
literarias (metáforas, comparaciones,…). Su destino es provocar en el lector
una reacción.
La diferencia entre literatura y subliteratura (best
seller), que aunque parezcan similares no lo son. La primera se caracteriza por tener
esta intencionalidad y por su ficción, lo cual no significa que no pueda ser
real, mientras que la segunda tiene como intención gustar al público y que su
autor/a se haga conocido. Mientras que en la literatura el motivo principal del
autor para escribir una obra es crear arte, siendo lo secundario que llegue al
público, en la subliteratura el autor escribe el libro u obra por y para llegar
al público, para que le guste.
La
diferencia entre literatura y para paraliteratura, es que la primera tiene como
fundamental intención la artística, mientras que en la segunda su intención es remover
conciencias, dar alguna información, etc... Durante años se han confundido la
una con la otra, ya que se pensaba que la intención de la literatura era
moralizante, cosa que se le atribuye a la paraliteratura. Además, lo que antes
se consideraba literatura infantil, ahora se considera paraliteratura
moralizante o didáctica.
Y por último, tenemos la Literatura Infantil
que es para niños que se comprenden entre 0 y 12 años. De 0-2 son libros de
imágenes o libros de cartón, pero estos son libros, no literatura. Por ello, los
libros de literatura infantil están destinados a niños de 2 a 12,
específicamente. Como he dicho antes, este tipo de literatura surgió en los
años 80, pero es en los años 90 cuando se comienza a crear literatura para
niños con la intención de darle al niño una literatura similar a la que
disfrutamos los adultos, sin intentar enseñarle nada y sin tratar de
moralizarlo. Es en estos años cuando surgen los álbumes de imágenes, hechos
para pre-lectores y lectores. Son libros donde las hojas están llenas de
imágenes y tienen poco texto, las tapas son de pasta dura y tienen colores muy
llamativos para que sean más atractivos para los niños.
Una vez aprendido estos términos, yo me pregunte qué de
que servía aprender tantos autores, tantas épocas y todas esas cosas que nos
enseñan en Bachillerato y la ESO, si lo principal no lo sabemos, pero bueno son
de esas cosas que dices “para qué servirán”.
A parte de esto, vimos cómo hacer un buen análisis de un
libro, cuyo objetivo es decidir si un libro es interesante,
adecuado y/o motivador para los niños. Por eso hemos de relacionar cada uno de
los aspectos con el momento evolutivo de los receptores. Lo primero que hay que tener en cuenta es que
la edad a la que va dirigida el libro sea adecuada, luego está el formato que
nos indica si un libro es más o menos atractivo, fácil de manejar; las
ilustraciones pueden ser artísticas o estereotipadas; el tipo de letra, su
tamaño y el interlineado; si los temas que se tratan son interesantes y
comprensibles por lo niños; la estructura puede ser circular o lineal; que
roles representan los personajes, si los lectores pueden sentirse identificados
con los protagonistas; si el lenguaje es adecuado y usa vocabulario sencillo o
como son las estructuras de las frases; los valores y contravalores que podemos
encontrar en la lectura; y por último las conclusiones que sacamos del libro y
cuáles son los posibles aprendizajes que puede sacar el niño con su lectura.
Esto último lo considero como algo muy importante como
futura maestra, es importante saber analizar los libros que queremos poner en
el aula para ver si son adecuados para los alumnos, si les puede interesar o si
pueden servir de ayuda para tratar algún tema concreto en clase.
Respecto a mis prácticas, por desgracia, no he tenido
mucho contacto con los libros ya que durante mi estancia a penas se leyeron
dos. Uno de ellos iba referido a que lo niños diferenciasen las estancias de la
casa y los objetos que hay en ella, y el otro fue el de Los tres cerditos que
corresponde hablar de él en el siguiente bloque. En la biblioteca no me fije
mucho, pero lo poco que pude apreciar es que era una estantería que estaba un
poco vacía, los libros que habían eran tipo álbumes de imágenes
(El búho Plumi, La Primavera, Aprende a contar, Pequeños animales, ¡Qué celosa!)
y la colección del famoso Teo.
Mientras Irune nos leía el cuento de “Las princesas
también se tiran pedos”, iba recordando aquellos años en los que me sentaba en
la cama y me dedicaba a sacar libros y libros de la estantería, o cuando iba a
la ludoteca con mis amigas y nos quedábamos embobadas con los cuentacuentos. A
pesar de tener mucho cariño a los típicos cuentos de Disney, que ahora sé que
son adaptaciones de textos folclóricos, recuerdo dos libros que realmente me
gustaban: “El culete independiente” e “Inés del revés”. Hablando con mi madre,
me recuerda que también me gustaba bastante “Las tres mellizas” que siempre
iban acompañadas de tres ratoncitos y la bruja aburrida. Y por supuesto, no
puedo olvidarme de todos los libros de Gloria Fuertes, aficionada a esas rimas
sencillas pero bonitas, tenía hasta los casetes donde escuchaba esa voz tan
rota y desagradable durante horas.
Gracias a esta asignatura estoy reviviendo momentos de mi infancia, mientras escucho los cuentos me quedo atontada y me sale una sonrisa con los finales felices o me entristezco con los no tan felices.